CLAVES para CATAR UN VINO: Vista, gusto y olfato
Imagina esta escena: has elegido el vino y de repente llega el momento de probarlo... estas deseando que no se dirijan a ti pero la suerte no te acompaña y la pregunta va directa como un rayo ¿lo va a probar usted? ¡Qué responsabilidad! ¿verdad? Bueno pues hoy vamos a darte las claves para que esto no te vuelva a pasar.
Sí, porque para disfrutar de un buen vino en buena compañía no hay que ser un experto. Sólo necesitas poner en marcha tu vista, olfato y gusto. ¿Empezamos?
Cierra los ojos
Antes de empezar recuerda siempre que te servirán (o te servirás depende de la situación) un poco de vino, coge la copa siempre por la base o el tallo para que no se caliente el vino ni se ensucie el cristal. Ahora ya sí inclina la copa, esto es lo más fácil porque ya lo has hecho en otras ocasiones, cierra los ojos (es uno de los trucos que más te van ayudar) y huele el vino. Este será el primer contacto, por cierto no agites nunca la copa en este momento es el error más común a la hora de probar el vino.
Antes de catar
Has tomado ya un primer contacto con su aroma, ahora y como dicen los expertos, vamos a acercarnos al vino a través de la vista. Las premisas son: color, intensidad y nitidez
- Color. Dependerá siempre del tipo de vino, en tintos los tonos son rojos, granates incluso marrones... en los Rosados encontramos colores más “afresados”, rosas oscuros, asalmonados... Y por último en los vinos Blancos nos acercaremos a colores verdosos o amarillos.
- Intensidad. Siempre marcado por la cantidad de color que tenga el caldo
- Nitidez. El vino debe estar limpio y brillante por tanto si vemos que está un poco velado o turbio, no será la mejor elección.
Y una lágrima cayó en la arena...
Es quizás uno de los términos más conocidos entre los expertos al hablar de vino pero la realidad poca gente conoce a qué nos referimos al hablar de lágrima. En primer lugar debemos de decir que se trata de las pequeñas gotas que quedan en la superficie interna de la copa.
Son de gran importancia puesto que a través de ellas podemos saber la cantidad de alcohol y glicerina del vino que estamos catando. Es fácil (lo has visto infinidad de veces...) mueve ligeramente la copa y observa como caen las lágrimas si lo hacen de forma lenta quiere decir que tiene una densidad alta y por tanto su graduación (el alcohol) también lo es.
Ahora sí... momento película.
¿Cómo olemos el vino? Ha llegado el momento de poner en marcha tu olfato y debes hacerlo siguiendo estos tres pasos:
- Primero. Buscamos los primeros aromas, varietales o primarios, que tienen que ver directamente con los aromas de la uva, la naturaleza, las frutas, la tierra...
- Segundo. Ahora sí, llega el momento de mover la copa, hazlo de forma suave para que el vino entre en contacto con el oxígeno así podrás acercarte a los aromas del proceso de fermentación (aromas secundarios)
- Tercero. Buscamos el bouquet del vino, agita la copa ahora con más fuerza porque buscamos el aroma que tiene que ver directamente con el tiempo que pasa en barrica y que encontramos en los vino de mayor edad. Son los aromas terciarios: maderas, fruta madura, frutos secos...
¿Lo probamos?
Es el momento, prueba el vino, pero recuerda no lo bebas de un trago, sorbe un poquito y pásalo de un lugar a otro para que tu lengua pueda percibir todos los sabores. Te aseguramos que te vas a sorprender.
En este momento debes buscar los distintos sabores; amargo, ácido y dulce, un buen vino debe tener la combinación perfecta entre los tres: el equilibrio. Después descubre toda su personalidad con la textura y su persistencia en boca una vez lo hayas ingerido.
El tiempo en que su sabor perdure definirá el tipo de vino. En los vinos básicos su sabor perdura segundos y hablaremos de que su final es corto. En vinos de crianza o de mayor calidad el sabor puede perdurar mucho tiempo así que hablaremos de un vino de final largo.
Como ves es fácil, se trata de despertar a tus sentidos: vista, olfato y gusto pero sobre todo, y a pesar de la lista de consejos que te hemos dado no olvides nunca que cada persona percibe el vino de forma diferente así que el mejor vino siempre será el que a ti más te guste.