¿Qué es un vino de guarda?

¿QUÉ ES UN VINO DE GUARDA?

"Como los buenos vinos...cada día están mejor". 

Lo siento... pero aquello de guardar un vino por mucho tiempo para que sea mejor, no es cierto. 

Es una falsa creencia que hemos arrastrado y que, en realidad, nos ha abocado a más de un desastre en nuestra reputación del perfecto anfitrión, pero para este propósito existen: los vinos de guarda. 

Un vino se considera de guarda cuando tiene unas características adecuadas que permiten hacer que madure en botella. En términos generales, significa que estos vinos reúnen unos requisitos que suelen estar directamente relacionados con la concentración de polifenoles, el pH, la acidez total, el alcohol, etc. 

Son complejos, con taninos fuertes, un grado alcohólico más bien alto y acidez; una cualidad exigible para que un vino se comporte muy bien en el proceso de crianza y envejecimiento que va mejorando con el tiempo. Pueden ser jóvenes, pero no exentos de cualidades, con el paso del tiempo desarrollarán otra dimensión debido a sus aromas terciarios. 

¿Cómo adivinar si un vino es de guarda?  

Lo primero que tienes que hacer para saberlo es beberlo y prestar atención a las siguientes características:

– Acidez. Los vinos con acidez alta van a tener capacidad de guarda. Esta característica es la principal, ya que nos indica que el vino necesita tiempo para mejorar. Es decir, si un vino tiene una gran acidez, será porque es muy joven y quizás, con unos años de guarda en botella mejorará. 

– Alcohol. Si un vino tiene una alta carga alcohólica es probable que se puedan guardar. El motivo es que con el tiempo puede perder alcohol mientras espera en botella. Así, podría percibirse más equilibrado tanto en boca como en nariz. 

– Barrica. Si un vino después de la fermentación en acero va hacia una barrica a terminar de pulirse, podrá tener una mayor capacidad de guarda. La madera le proporciona un efecto protector y antioxidante. 

– Edad de la vid. Si una parra es vieja, engendrará uvas de mejor casta muy concentradas. Esto facilitará la elaboración de vinos con mayor expectativa de vida. 

– La etiqueta del vino. Las contra etiquetas del vino nos ayudarán a guiarnos y así saber cómo beber un vino. Eso sí, para que salga bien debes respetar siempre las normas básicas para conservar una botella de vino tal y como te hemos contado en nuestro Magazine y sobre todo debes tener en cuenta lo siguiente: 

  • La temperatura en la que se encuentren las botellas debe oscilar entre los 12-14 grados. Y muy importante: tienes que evitar los cambios drásticos de temperatura a lo largo del año. 
  • La luz puede dañar el vino, especialmente el vino blanco y el espumoso, de ahí que las bodegas siempre estén en penumbra. 
  • La humedad debe situarse entre el 70-80% para favorecer la conservación del corcho, en un ambiente más húmedo se pudriría, y en uno más seco se endurecería. 
  • Una vez almacenadas no debes moverlas y conservarlas siempre tumbadas o inclinadas para que el aire del interior se sitúe en el hombro de la botella y el corcho permanezca constantemente mojado e hinchado. La posición ideal sería tumbada con una leve inclinación del 5%. 

¿Cuánto tiempo puedo guardar el vino? 

De acuerdo con las normativas de los Consejos Reguladores, podríamos generalizar y afirmar que un vino crianza se puede guardar durante cuatro años a partir de su salida al mercado; un vino reserva unos ocho años; y hasta quince años, en el caso de un gran reserva. 

En La Vinícola Premium hemos pensado que lo mejor es que sigas esta pequeña guía y así no sufrirás ningún desastre: 

  • Los vinos blancos jóvenes y vinos rosados: Se beben preferentemente durante el primer año desde su salida al mercado. Se aprecian en su juventud, mientras mantienen su intensidad frutal y su acidez. 
  • Vinos espumosos: Los que no indican el año de cosecha no mejoran en la botella, por lo que lo preferible es beberlos jóvenes. Los de cosecha aguantan más la guarda, pueden soportar hasta 7 años dependiendo de la zona y del año, aunque es preferible beberlos a los 5 años (Vintage o cuvée de prestigio). 
  • Vinos blancos criados en roble o fermentados: Pueden mejorar durante 3 años y el roble aporta cuerpo y cremosidad al vino, que desarrolla aromas más complejos 
  • Vinos tintos jóvenes: Lo importante es que mantengan su intensidad frutal, por lo que no es recomendable tomarlos pasados dos años de su salida al mercado. 
  • Vinos tintos de guarda: Evolucionan durante años (incluso décadas) en botella. Son vinos longevos por la concentración de taninos y su estructura, cosa que les confiere también la crianza en roble. En esta categoría se incluye los vinos de calidad superior. 
  • Vinos dulces: Algunos vinos de jerez o el oporto soportan un guarda de varios años debido a su concentración y grado alcohólico. Elaborados a partir de uvas maduras, estos vinos poseen un alto contenido de azúcar residual. 

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