A CADA COPA, SU VINO
Descubre cuáles son las copas que necesitas para cada tipo de vino
Imagina una mesa para una gran cena, con su mantelería perfecta, cubertería, flores... te has pasado el día preparando un gran menú y de repente sobre la mesa vasos de plástico para el agua. ¡Menudo desastre! ¿A qué no lo harías? Pues esto mismo es lo que sucede cuando no utilizas la copa adecuada para cada tipo de vino.
Pensando en esta hipotética situación hemos preparado este texto como una masterclass en la que vamos a daros las claves para elegir la copa perfecta para beber vino. De ti dependerá a partir de ahora que sea o no una gran experiencia.
Lo primero
Lo primero que hay que tener siempre en cuenta es que la copa de vino tiene que ser de cristal o vidrio fino y totalmente transparente. Además debe ser una copa de pie ya que tiene dos características principales: por una parte conserva el vino a la temperatura adecuada ya que además nos ayuda a mantener nuestros dedos alejados del caldo lo que evita que podamos calentarlo; por otro lado su forma hace que se liberen todos los aromas del vino.
Pero la función de la copa no es únicamente el recipiente en el que bebemos ya que nos va a permitir evaluarlo por nuestra vista y olfato, algo muy importante a la hora de hacer una cata de vino. Por tanto...
Toda buena copa de vino deberá
La Base: debe ser lo suficientemente ancha como para que la copa se mantenga en vertical con firmeza y estabilidad. La base es, además, una de las partes por las que se debe sujetar la copa.
El Tallo: La función del tallo es la de ofrecer un punto de sujeción de la copa sin que nuestras manos tengan que entrar en contacto las paredes del cuerpo. De esta manera, evitamos transmitir el calor de nuestras manos a la copa, lo que alteraría la temperatura del vino. De la misma manera, no mancharemos el cristal y podremos observar el líquido con claridad.
El Cuerpo: es la parte principal de la copa el fondo debe ser redondeado para permitir una correcta oxigenación en el momento de servir el vino. Lo normal es que el diámetro del cuerpo en su parte más ancha supere el diámetro de la abertura.
La Abertura: La abertura de la copa de vino puede tener diferentes formas. Lo normal es que sea más estrecha que el cuerpo de la copa, para concentrar los aromas del vino. Por lo general, las copas con aberturas más rectas y cerradas están diseñadas para que el líquido se distribuya por nuestra boca desde la parte de atrás, llegando por último lugar a la punta de la lengua, donde tenemos los receptores del sabor dulce. Las copas con aberturas más anchas y abiertas provocan el efecto contrario, potenciando el dulzor del vino, algo que puede ser interesante, por ejemplo, en el caso de vinos blancos secos. Estas últimas, evitan también una excesiva concentración de olores que podría resultar inadecuada para vinos muy aromáticos. El corte del cristal en la abertura debe ser recto y sin redondeces.
Una vez tenemos claro cómo deben ser, entremos en materia...
Copa de Vino Tinto
Para el vino tinto deberemos utilizar siempre una copa amplia ya que este tipo de copa permite que el vino permanezca con todas sus propiedades sin que se pierdan los aromas. Así dependiendo del tipo de vino son recomendables:
-Cabernet Sauvingnon. Es la más conocida y la más utilizada para vinos tintos. Su cáliz es alargado y cuenta con el cuello cerrado. Tiene una altura aproximadamente de 26,5 cm
-Copa borgoña. Es una copa de cáliz voluminoso y barrigudo y cuello ancho. Este tipo de copa permite, además, que suban los aromas y que el vino respire. Es ideal para para vinos que han estado una larga temporada en barrica o vinos que no sean jóvenes y que soporten bien la oxigenación (como los de la zona de la Borgoña) Tiene una altura aproximada de 24,8 cm
-Burdeos. Es la copa comodín para vinos tintos y es la que mejor combina con los caldos españoles. Es una copa adecuada para vinos jóvenes y con crianza. Su cáliz es más alargado y alto que la copa borgoña y su cuello es más cerrado.
Copa de Vino Blanco
La copa perfecta para el vino blanco es la tulipa abombada en el centro estrechándose hacia la boca lo que permite liberar los aromas retenidos en su interior, ya que proporciona y prolonga la apreciación de la frescura de la bebida.
Quizás en este punto del artículo estarás pensando ¿cómo voy a tener una copa para cada vino? Cierto, lo sabemos. No desesperes, porque tenemos una buena noticia y es que el vino blanco y el vino tinto pueden servirse en el mismo tipo de copa. Eso sí tienes que tener en cuenta que la copa más pequeña se utilizará para el blanco puesto que necesita menos oxidación para potenciar sus aromas.
Para espumosos y vinos dulces
La más conocida y la más utilizada es la denominada copa flauta. Su principal característica es que debe tener un cáliz muy alargado para que el gas propio del cava o champagne encuentre libremente su salida sin que pierda su fuerza.
Para vinos dulces utilizaremos la copa Oporto pequeña, de cáliz y tallo corto y grueso. El grosor del cristal suele ser mayor de lo habitual para mejorar la conservación de la temperatura. Otro vino como el jerez cuenta con su propia copa para degustarlo de la mejor manera posible. Es muy parecido al anterior, sin embargo este tipo de copa cuenta con un cáliz más ancho y con un cuello que se va cerrando para concentrar el aroma.